Las naves del tiempo

La única copia del libro que encontré en internet

Mi hermano está leyendo Las naves del tiempo de Stephen Baxter.

Al notar que era la continuación de La máquina del tiempo de H. G. Wells, insistió en que quería leer esa obra primero. Le dije que no era necesario leerla para entender Las naves del tiempo, pero él seguía terco, así que lo dejé.

Era muy interesante cómo me contaba sobre La máquina del tiempo. Obviamente, yo no la leí porque mi papá me dijo también que no era necesario. Sin embargo, era una historial genial que podía escuchar gracias a mi hermano.

Pero esta publicación no trata de eso. Al terminar La máquina del tiempo, mi hermano comenzó de inmediato con Las naves del tiempo. Y pudo notarse tal cambio: tanta fue la sorpresa de mi hermano al empezar a leer que decía: “Este autor está borracho”. En adelante, sólo hablaré del segundo libro.

No he conocido una obra tan alucinante como ésta. Y es demasiado inverosímil que haya salido de una persona con todas las facultades mentales en orden. Lo único que lo diferencia del Apocalipsis bíblico es que en este caso estamos hablando de ciencia ficción dura. El término dura indica que no es sólo un par de imaginaciones baratas con algo de futurismo o tecnología: es básicamente ciencia llevada a otro nivel.

Es el tipo de literatura que maravillaría a cualquier estudiante de física y que lo impulsaría a seguir sus sueños. Es una maravilla de palabras ordenadas de tal forma que te hacen dudar de lo que sabes y lo que alguna vez sabrás.

Siempre me ha entusiasmado la idea de que alguien se anime a realizar una película sobre el libro. Si se hace bien, estimo que se superaría por mucho a Interstellar. Ésta quedaría como una zapatilla rota al lado de aquella. ¿Por qué, Misael? Porque tiene elementos de ciencia ficción que no se ha visto en otras obras.

Si bien los viajes en el tiempo son un tema altamente abordado por la ciencia ficción en libros, películas, series e incluso cómics, en la obra ocurre, permítaseme el spoiler, una guerra en el tiempo. Es decir, ya no hay tierras por conquistar. Ahora se conquista el tiempo.

Increíble libro, altamente recomendado y que leería hasta conocerlo de memoria. Al revés y al derecho.

Leave a comment

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *